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Consolidar los taludes resultantes del movimiento de tierras de la urbanización, logrando su restauración visual y su integración en el paisaje.
Los taludes de menor inestabilidad fueron reperfilados eliminando cárcavas y regueros, se plantaron arbustivas en cabecera y trepadoras en zanjas con caída actuando como drenajes de la escorrentía del talud y evitando la pérdida de tierras y el deterioro del mismo.
En los taludes de mayor inestabilidad se utilizó la técnica de bioingeniería que establece un sistema de dren mediante “fajinas”. Esta técnica utiliza ramas vivas que son enterradas formando a modo de tuberías de drenaje, de forma que además de aprovechar las aguas de escorrentía para el desarrollo de las propias plantas, conducen el exceso de agua hacia el pie del talud.
A los 10 años los taludes ofrecen un aspecto magnífico plenamente integrados en el paisaje del entorno
